Sobre la obra de Gaspar Ranera

Gaspar Ranera Ereza 2000

Gaspar Ranera Ereza (1920-2002)

Es difícil presentar a un pintor artístico…y más si es tu padre.
Conocí que papá pintaba cuando bebí, siendo pequeño, de la botella de aguarrás.
Sentí que él pintaba la primera vez que entré en la Place du Tertre de París a través de la Rue de Calvaire y aprecié el olor de mi infancia…
…Tardes…noches y madrugadas frente al caballete plasmando finalmente los bocetos de los días anteriores sobre el lienzo que preparaba artesanalmente con impregnaciones de cola de pescado…montándolo sobre los bastidores de madera tensados por cuñas… en aquella época pensaba exponer en el Centro Mercantil de Zaragoza. El también pintor y crítico Albareda Agüeras, vino a casa de mi padre para ver si la obra “merecía la pena de exponerse”…por fin papá Gaspar expuso…y vendió sus primeros cuadros…Eran los tiempos de lo figurativo en forma de calles  y plazas con sus personas algo naif… kioscos de periódicos  multicolores  y de arboles y fragmentos del parque de su Zaragoza natal…pronto comenzaría a pintar los ramos de flores que su mujer siempre traía a casa…
Papá Gaspar pintaba con gran ilusión…un buen día conoció el tablex y la preparación a la cola de pescado se realizó, desde entonces, por su cara rugosa…y comenzó a empastar más la pintura…el óleo comenzó a presentar una textura de relieve y algunos retratos,  solo de sus conocidos y algunas figuras… aparcaron los pinceles y fue entonces cuando progresivamente comenzó el uso de la espátula que ya nunca abandonaría…
Uno de los aspectos poco conocidos fue su visión especial de la luz…la luz en amarillo… etapa que se inicia en su obra “Comenzando”… y continúa  en “La casa de Miguel Hernández”….y su manejo del color cambiante influenciado por ella… “El imperdible” fue su cesión al hiperrealismo…que quiso siempre evitar…el color sería su obsesión y también la luz…hasta tal punto que comienza en sus cuadros de finales de los ´70 y ´80 a tratar la luz como lo fundamental y el color cromatizándolo apareciendo sus cuadros monocromáticos como “El Parque en rojo” o sus “Hortensias azules” o “La tapia”…le encanta el  impresionismo de Velázquez y los impresionistas franceses…todos… y  un surrealismo subliminal  daliniano que en ocasiones se traduce en la deformación de la forma de las flores y de las hojas de los arboles así como en el uso del color surreal de la naturaleza…”Arboles 4”…”Flores 18”…trata las flores con mano masculina sin concesión a la figuración evolucionando rápidamente hacia un impresionismo abstracto …”Flores 25”… “Paisaje 10”…que no se conoce en otros de su época…cualquier fragmento de sus cuadros visto de cerca es un cúmulo de manchas obtenidas por golpes maestros de espátula que dan volumen, textura, luz y color…en las mismas obras, vistas desde lejos, las formas se definen  y solo se vuelve a la impresión indefinida cuando la pupila del ojo observador  se aproxima a la pintura…es “un autodidacta que hace maestro del tratamiento de su obra”…”Calle de Marsella”… “Flores 1”  y tarde encuentra el reconocimiento de sus próximos… obteniéndolo antes en Francia…”Flores 11”y en Cataluña “Uvas 2”… así…es… así es como llegan a definirlo los críticos al final de su vida que discurre con unos últimos momentos en los que disfruta de su última exposición un mes antes de su fallecimiento en Mayo de 2002…en sus últimos años pinta obsesivamente arboles …”Arboles”, 5, 7, 9,…“Arboles del parque 5”… como Monet nenúfares y muchos de ellos se descuelgan de las salas antes de ponerlos…a la vez el éxito de su exposición de abstractos naturales…abstractos “Abstracto” 3, 2, 4, poco conocidos, con formas a veces irreales de la naturaleza floral o arbórea así como pétrea…  tema que lleva hasta hacerlo presente en el mural para el Colegio de la Salle de Montemolín en Zaragoza… le alegra a seguir independiente de toda valoración crítica e una línea personal…y es feliz…
En estas galerías de GRE en artraner se ha tratado de presentar honestamente sus primeras obras de sus tempranos años y otras de sus últimos, si bien dada su producción, nunca repitió un cuadro, no se reconocen copias de sí mismo a excepción de una, por encargo, en la que él varió el color y la luz  y solo cuatro copias de maestros clásicos entre las que destacan dos  “La entrada de Carlos V en Amberes” dibujo a lápiz grafito sobre la obra de Hans Makart…obra de juventud temprana y el “Caballero de la mano en el pecho” óleo sobre tablex sobre la obra de el Greco…obra en su madurez que yo le pedí…autenticas maravillas…
Contemporáneo de otros artistas y fiel a sí mismo, fue inmortalizado en un busto por Francisco Rallo, escultor y amigo.

Rafael Ranera Miguel
Junio 2013